Hace poco más de un año, una inquietud comenzó a rondar entre los fundadores y miembros de la Fundación Escuela Goleta del Bicentenario (FEGB). Sabían, que la construcción de la Santa María de los Buenos Ayres llevaría tiempo y un gran esfuerzo, pero que eso, no los iba a detener, al contrario, el compromiso se redoblaba pero estaba claro que en ese trajín, no había que perder el eje.
Un día en una reunión del Consejo de Administración con los fundadores, se instaló la idea: menos barco y más escuela. Esa fue la consigna y todo un desafío: poner en marcha el proyecto institucional, mucho antes que la Santa María sea botada.
Pero dejemos que esta historia, la relate Jorge San Martino, vicepresidente y voluntario de la FEGB. “En aquella oportunidad, los integrantes del Consejo de Administración tuvimos que “dar examen y tirar la manga” a nuestros 21 fundadores. Presentamos el estado de avance de la obra y debíamos reclamarles que extremaran la imaginación para lograr hacer visible el proyecto y lográsemos la incorporación de nuevos benefactores. La oportunidad sirvió para que uno de ellos, Horacio Diez, nos pusiera en escena con su consigna: no teníamos que descuidar la construcción de la Santa María, pero teníamos que ocuparnos más de hacer “la escuela”.
Allá fuimos: con el liderazgo de Gustavo Nordenstahl, la experiencia de Matías Paillot y la participación de los voluntarios Eduardo Benzo, Sandra Vivequín, Carlos Manuel López, Marcos Matesa, Elpidio Alvarenga y yo, nos hicimos al desarrollo del producto: las “Navegaciones Inclusivas”. Teníamos modelos utilizados en otras latitudes, conocíamos el enfoque de Educación Inclusiva y queríamos llevarlo a la práctica en las navegaciones.
Fueron muchas las reuniones, varios los borradores de contenidos, otras tantas las discusiones. Analizamos los riesgos, evaluamos las ventajas, ponderamos las oportunidades, listamos los recursos disponibles. No teníamos barco, institucionalmente no éramos socios de ningún club, pero teníamos muy claras nuestras ideas. Yacht Club Puerto Madero y Yacht Club Argentino nos cedieron sus salones y sus amarras. La Armada nos facilitó los Fortuna II y III. Cuando estuvimos convencidos del estado de avance, esas reuniones de desarrollo de contenidos se transformaron en el Comité Previsor de Navegaciones Inclusivas, que presentó el proyecto al Consejo de Administración de la Fundación y con el convencimiento de las bondades del enfoque nos hicimos al agua…
Desde el 25 de octubre de 2010 en el año del Bicentenario, ese Comité concretó la I Navegación Inclusiva y es el responsable que la Escuela Goleta sea una realidad. Hasta el día de la fecha se llevaron adelante 8 navegaciones, con más de 100 grumetes que engalanan con sus testimonios el esfuerzo realizado.
También lo ratifican la Declaración de Interés Educativo de la Legislatura de la CABA; las notas en los principales medios de comunicación del país; una jornada de evaluación donde participaron los actuales integrantes del Comité Previsor, capacitadores, observadores, integrantes del Consejo de Administración y representantes de organizaciones que llevan adelante experiencias similares; y finalmente muchos testimonios de padres y de grumetes con discapacidad que nos confirman que estamos en la senda que marcaron nuestros fundadores: que la Escuela Goleta sea una ¡escuela para todos!”.
Y esa es la historia. Y no nos cansamos de decir gracias, lo repetimos una y otra vez. Y decimos gracias a todos los que nos apoyan y confían en nosotros, en nuestro proyecto que en parte, con el comienzo de las Navegaciones Inclusivas ya surca las aguas de la inclusión, la responsabilidad y la integración social de los jóvenes de las provincias argentinas.