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Me sentí más viva que nunca

Testimonio de Liliana Cuomo, grumete de la NEI15

“Me sentí más viva que nunca y no sentí ninguna limitación”
 
“Realmente me pareció hermoso, una experiencia enriquecedora, no le voy a negar que me costó al principio, quizás por ser una nueva experiencia en el Furia un velero más grande y lo bello es estar con gente muy humana, muy profesionales y muy seguros de sí mismos. 
En mi caso fue altamente positivo, con las enseñanzas del capacitador, que me resultaron muy eficaces y la del capitán que transmitía mucho aplomo, como también la gran navegante Galia Moss, que me dejó asombrada por su temple tan fuerte y seguro siendo mujer. 
 
Me sentí muy integrada con Galia, y con todos los demás, porque capté una gran calidad humana que me emociona mucho. Transmitían un clima muy familiar que no esperaba.
 
Mis dificultades gracias a Dios las fui sorteando. Principalmente la comunicación a raíz de mi hipoacusia pero igualmente pude entender las órdenes  y explicaciones de Leonel y al capitán del Furia, que fue tan paciente. En mi caso, la cuestión es poder leer los labios de manera rápida,  muy atenta, y a la vez agarrar los cabos, subir la vela o bajarla o agarrarme en medio del movimiento del velero.
 
Me sentí exigida a estar atenta por más que usara audífono -que ya a la distancia es imposible oir- que gracias a mi habilidad de lectura labial logré entender o captar,  pero quizás es falta de costumbre o experiencia que con el tiempo y la práctica disminuye el esfuerzo visual preponderante en un hipoacúsico o sordo. 
 
Por suerte les pude entender pues modulaban muy bien. Esto es muy importante en este aprendizaje; influye por ejemplo la velocidad del habla, ya que si habla de manera pausada normal y modulando se capta pero si va muy rápido se pierde mucho el entendimiento. Quizás teniendo como base el conocimiento de la navegación ayude como técnica en dicha práctica, aunque sé que igual hay que estar mirando siempre con los ojos.
Mirando a los ojos. Liliana y Leo Lalín.
 
Una de las cosas hermosas que me transmitieron Leonel y Jorge, el capitán, fue  cuando me tocó llevar el timón y me decían que cerrara los ojos, y sintiera el viento en el rostro. Es lo imborrable que me llevo al  alma, sentir en la piel el viento mientras navegaba ondeando en el Furia...es la vivencia más bella jamás experimentada que me hizo vibrar tanto, con una paz indescriptible. ¡Me sentí viva como nunca! Fue la cosa más sublime que sentí… me sentí otra, como si estuviera volando en medio de tanta serenidad…
¡Más palabras no encuentro! 
 
Gracias por darme tanta felicidad. No sentí ninguna limitación, ninguna. Les mando un beso grande a todos y mi corazón vuela al de ustedes,  grandes navegantes apasionados”.  
Liliana, con el viento en el rostro.             
 

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