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Desarrollo de la conciencia marítima

     Desde la FEGB, también quisimos conocer la opinión de Alberto Dojas, acerca de la importancia de la Escuela Goleta “Santa María de los Buenos Ayres” y el desarrollo de la conciencia marítima.
Al ser consultado sobre cómo podría contribuir la obra de esta Fundación en ese sentido, Dojas dijo que “las actividades de la Fundación y, una vez botada, de la Goleta Santa María de los Buenos Ayres, tendrán un sugestivo impacto positivo para el desarrollo de la conciencia marítima en la escuela y en el desarrollo a largo plazo del interés de nuestra sociedad por los asuntos del mar”.
 
Agregó que “la sociedad argentina, en sus múltiples expresiones, tiene una tarea indelegable en la consolidación de una nueva cultura estratégica basada en nuestros intereses nacionales en el mar. La Universidad, las empresas, los medios de comunicación y las diversas organizaciones de la sociedad civil tienen que jugar su rol como en todas las democracias consolidadas, apoyando el funcionamiento y la investigación de las instituciones dedicadas a los proyectos cargados de futuro para la conciencia marítima como la Fundación y la Goleta Santa María de los Buenos Ayres. Tenemos, pues, una oportunidad para hacer nuestro aporte para el futuro de nuestros intereses en el mar, acompañando con decisión y entusiasmo a la Fundación y la  Escuela Goleta”.
 
La importancia de una conciencia marítima
 
Sobre la trascendencia de una conciencia marítima, Alberto Dojas expresó que “en su proyecto de Pautas para una Política Oceánica Nacional, la Academia del Mar definió la conciencia marítima nacional como la comprensión por parte de una sociedad de sus intereses marítimos. Esta conciencia de los intereses marítimos forma parte de la cultura estratégica, que se expresa en la forma, medios y valores que afectan el establecimiento y puesta en práctica de las políticas de largo plazo en materias de carácter estratégico.
 
La importancia de comprender la necesidad de tener una política coordinada y de largo plazo es crucial para un país como la Argentina, en el que las áreas bajo jurisdicción y control nacional conforman un gran espacio. Nuestro territorio sumergido es equivalente al emergido: tenemos una Pampa Azul y una Patagonia Azul, y a ello se suma la proyección antártica de ese vasto territorio y la comunicación interoceánica que nos lleva al Pacífico. Nuestro país tiene también derecho a los espacios marítimos que son Patrimonio Común de la Humanidad: tenemos la responsabilidad de velar por él y contribuir a que ese patrimonio nacional y global sea protegido, explotado racionalmente y preservado para las próximas generaciones”.
 
Dojas manifestó que “nuestra acción responsable tiene que evitar que los intereses de los sectores que actúan sobre los mares y océanos y la búsqueda de un beneficio o utilidad inmediata no afecten negativamente los intereses más generales y compartidos ni los de largo plazo. Para preservar y proteger los intereses públicos y privados en el largo plazo se requiere una concertación entre todos los sectores para diseñar una estrategia sustentable en el tiempo, que cuente con el apoyo político y presupuestario necesario para asegurar su ejecución exitosa en el tiempo”.
 
Afirmó que “la Argentina necesita conocer adecuadamente el impacto del manejo de los océanos en la calidad de vida de los ciudadanos y en bienes globales como el clima y los recursos vivos y no vivos dentro y fuera de las jurisdicciones nacionales. Todo ello afecta desde las economías de los pueblos costeros al disfrute de la naturaleza y el turismo.
 
Infraestructura inteligente
 
Alberto Dojas también se refirió a la investigación científica, al expresar que “una política oceánica acertada en el largo plazo tiene también un enorme impacto en el desarrollo de la investigación científica de punta y de las nuevas tecnologías, promoviendo la innovación empresarial y el desarrollo de nuevos productos. Las inversiones necesarias para articular esta política requieren implantar una infraestructura inteligente que vertebre el territorio, particularmente la Patagonia y los territorios insulares, creando las condiciones para impulsar el desarrollo, el empleo y una distribución más armoniosa de la población, uniendo el Sur al núcleo central pampeano más desarrollado.

Una política oceánica integrada permitirá crear nuevos polos de desarrollo, nuevas infraestructuras, nuevos núcleos urbanos, nuevos productos y la apertura de nuevos mercados. La estrategia que llevemos adelante para la puesta en valor de nuestro territorio oceánico influirá decisivamente en el futuro de la Argentina; la construcción de las bases de nuestro poder; el rol que podremos jugar en el mundo del Siglo XXI y el nivel de vida que brindaremos a nuestra sociedad”. 
 
Por último, afirmó que “una política oceánica no será eficaz en el largo plazo si no está acompañada de la incorporación de los conocimientos sobre el mar en la educación y la cultura de la población”. 

 


 

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