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Celebrando los logros alcanzados

Celebrando los logros alcanzados

Segundo aniversario de la puesta de quilla

Un centenar de personas entre socios fundadores, miembros de la Fundación Escuela Goleta, benefactores, voluntarios e invitados especiales, se encontraron el 24 de noviembre en el astillero Almirante Storni, sitio de construcción de la Escuela Goleta “Santa María de los Buenos Ayres” para celebrar los dos años de su puesta de quilla.

Jorge San Martino, voluntario de la Fundación que actualmente ejerce la vicepresidencia del Consejo Directivo, agradeció la presencia de todos los asistentes y destacó la importancia del apoyo que está teniendo el proyecto por parte de los benefactores, empresas y particulares, los 155 voluntarios y los 95 integrantes del Programa Amigos.

“Quiero aprovechar la oportunidad para agradecerles en nombre de los que integramos la Fundación Escuela Goleta los esfuerzos que hacen todos ustedes para que la construcción de la ‘Santa María de los Buenos Aires’ siga avanzando”.

“Algunos nos preguntan cuándo vamos a estar navegando. Y la respuesta es siempre la misma: depende de todos ustedes. Esta ceremonia tiene un doble sentido: evaluar lo realizado e invitarlos a que nos sigan acompañando en esta tarea que requiere de esfuerzos día a día”, remarcó.

El licenciado San Martino hizo un repaso por el camino transitado durante estos dos años, desde el momento en que la Escuela Goleta era sólo unas cuadernas unidas. Y detalló el estado de construcción al día de hoy. Está construido el casco a un 98%. Se colocó la hélice de paso controlable de proa, el bow thruster, el tubo de bocina y se espera alguna colaboración con los bujes para que podamos montar definitivamente el motor y la caja reductora --que también están donados—.

Se encuentran en construcción el bauprés y el mástil de proa; en un astillero de Necochea se está fabricando el manifold principal de máquinas y en una acería de Mendoza se están forjando las anclas. Asimismo, se recibieron donaciones de bitas y ojos de buey por parte de clubes náuticos.

“Es un proyecto muy federal”, destacó. “Seis provincias ya lo declararon de interés cultural y, en breve, se recibirá la declaración de interés de la Ciudad de Buenos Aires. Además, estamos a un paso de ser incluidos en la Ley de Mecenazgo, para que quienes tributen Ingresos Brutos en la Ciudad de Buenos puedan destinar una parte de su tributación al proyecto de la Escuela Goleta”.

“Valoramos todos los aportes, ideas, contactos, todo lo que nos puedan facilitar, porque necesitamos seguir adelante con la ‘Santa María de los Buenos Aires’”, concluyó.

A su turno, el tesorero de la Fundación, Gustavo Nordenstahl, destacó el inicio de las actividades docentes de la Escuela Goleta mediante la Primera Navegación Inclusiva que contó con el embarco de los primeros siete grumetes, el pasado 25 de octubre, en el velero Fortuna III de la Armada Argentina, acompañados por cuatro miembros de la Fundación en roles de capacitadores y observadores.

“La finalidad de la Escuela Goleta no es enseñar a navegar, sino poner en contacto a la población que habitualmente no tiene posibilidades de relacionarse con el mar y los ríos de nuestro país, transmitiendo los valores que se logra sólo a bordo”, explicó.

“Emociona ver la alegría y el grado de disfrute que tienen las personas con discapacidad cuando salen a navegar. Es por ello que vamos a continuar con las salidas, para multiplicar el proyecto y que la escuela esté en marcha”, remarcó el licenciado. Nordenstahl.

Florencia Pellejero, recientemente incorporada como voluntaria, vive en Rosario y desde allí se trasladó especialmente para participar del aniversario. Entusiasmada, explicó que se sumó al proyecto “porque soy patrón de yate y me gusta todo lo vinculado a la náutica. Me enteré del proyecto por la búsqueda en internet y enseguida decidí ponerme a disposición de la Fundación para lo que pueda ayudar”.

“Cada uno, desde sus propias capacidades, puede aportar al proyecto. Ahora que me encuentro con toda esta gente que ayuda, el entusiasmo de toda la gente, quiero colaborar”.

A su lado, Selene Malgor López, voluntaria desde junio de 2009 y residente en Entre Ríos, cuenta que cuando visitó por primera vez la Goleta era apenas unas partes invertidas y sin soldar del casco. “Hoy es un barco. Y, a la vez, encontrarme acá con cien personas es emotivo y alentador, porque demuestra que se sigue sumando gente, contagiando su entusiasmo”.


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