A buen puerto arribó la Séptima Navegación Inclusiva de la Fundación Escuela Goleta del Bicentenario (FEGB). Y mientras la Santa María de los Buenos Ayres se construye en el astillero CINAR, sigue sumando millas y experiencia.
A bordo del Fortuna II, el pasado viernes 30 de septiembre, un nutrido grupo de jóvenes estudiantes - algunos de ellos del interior - acompañados por capacitadores y observadores de la FEGB, zarpó del Yacth Club Puerto Madero.
Objetivos y consignas
Esta vez fueron de la partida los estudiantes, Diego Montes, Omar Giraldez y Marcelo Marrone, alumnos del Instituto de Formación Técnico Superior 24 del GCBA; Franco Sánches Hilara, alumno del Instituto Génesis; Patricio Crinigan y Florencia Mariel García, de la Abadía de San Benito, en Jáuregui, cerca de Luján.
Una vez en cubierta, comenzaron a hacerse realidad las consignas y objetivos presentados en la charla sobre Comunicación efectiva, a cargo de Marcos Matesa, que tuvo lugar la semana anterior, oportunidad en que los grumetes comenzaron a tomar contacto entre ellos y durante la semana siguiente, intercambiar información acerca de temas de interés para la navegación que iban a realizar, como meteorología, terminología marinera y otras cuestiones, que los fueron acercando.
Camaradería y trabajo en equipo
Leonel Lalín, instructor y capacitador de la FEGB, con el apoyo de los capacitadores Matías Paillot y Selene Malgor López, se puso al frente de las actividades, organizando a los grumetes, que para cuando llegó la hora de subir la mayor, ya se los veía con un gran entusiasmo por participar de todas las maniobras que se veían venir.
La confianza, la camaradería, el trabajo en equipo no tardaron en aparecer y a lo largo de las cuatro horas que duró la navegación por las aguas del Río de la Plata, frente a la costa de Buenos Aires, todos tuvieron la oportunidad de llevar y sentir el timón, filar y cazar escotas, participar de las maniobras de los virajes, que estuvieron a la orden del día dado el viento que ese día, soplaba a doce nudos y de proa.
Entre las actividades realizadas, también hubo espacio para el recreo, el mate y el almuerzo a bordo, además de un espacio importante para la reflexión, cuando la gran ciudad que se transita todos los días, se ve de fondo, allá a lo lejos y en silencio, solo acompañado por los sonidos del viento en las velas y las voces de aquellos que a partir de ese día, pasaron a ser compañeros de una gran e inolvidable experiencia.
Y fue Marcelo, quien descubrió este espacio: “La verdad es que esta es una experiencia muy interesante en muchos sentidos y entre ellas, destaco este espacio como un lugar para poder pensar y ver la ciudad en la que vivo, un poco desde afuera”.
Y todos, cada uno con sus testimonios coincidieron en que poco a poco, a medida que pasaban las horas, pudieron entender cuál es la filosofía de la navegación a vela y sobre todo, el por qué, de una escuela en un barco a vela”.
Certificado número cien
Una vez en la amarra, sonó un fuerte aplauso para el capitán de navío Diego Giavedoni y la tripulación del Fortuna II que en cada salida, demuestran además de profesionalismo y calidad, calidez.
Luego, llegó la ronda de devoluciones en la que cada grumete compartió su experiencia vivida y la entrega de certificados, que trajo como novedad, el certificado número cien que cayó en manos de Franco, quien sin dudas, se convirtió en uno de los grumetes más entusiastas y trabajadores de ésta, la Séptima Navegación Inclusiva.
Grumetes de la NI7, junto a Matías Paillot, uno de los miembros fundadores de la FEGB.
Franco recibe el diploma número 100, de manos del presidente y voluntario de la FEGB, Diego Leivas.