Por Herencia Marítima de un país, una ciudad, un pueblo, se entiende el ámbito de la cultura que se vincula al mar. Son datos, información, experiencia, íconos, símbolos, que justifican y representan esa relación. El mar es el ámbito físico compartido más antiguo de la historia del hombre y las naciones. El mar es, fue y será, vínculo y vector de interacción y crecimiento. La herencia marítima es una de las fuentes olvidadas de la cultura argentina, tradicionalmente de espaldas al mar. El mar fue el vehículo a través del cual se desarrollaron los hechos relevantes de la historia. Del mar venimos y nos fundimos con la tierra nueva. Los ríos, como venas, llevaron y trajeron los primeros latidos de la nueva Nación. Mar lejano y tierra vernácula fueron el crisol de razas que hoy puebla el país. El mar es ámbito de existencia, vínculo entre pueblos y vehículo de la cultura.
La guerra de la independencia tuvo una dimensión marítima que se apoyó en Buenos Aires. Tanto es así que fue objeto de un bloqueo y la respuesta fue la campaña del Almirante Brown que rompió ese bloqueo el 17 de mayo de 1814. El bravo Bouchard llevó en su crucero alrededor del mundo la bandera argentina para ser reconocida. Y el mar siguió ejerciendo su rol decisivo a lo largo de toda la historia. Hasta nuestros días.
La inmigración de finales del siglo XIX tuvo en Buenos Aires su puerta de entrada. Buenos Aires fue el primer puerto y la primera puerta de la Argentina. Otros puertos y puertas se sumaron a lo largo del litoral marítimo y fluvial argentino. Ese proceso hizo de los puertos la fuente de una veta multicolor que hoy tiñe el ADN de cada argentino.
Poner en valor la herencia marítima es dar valor a cada hombre abarcado por ella agregándole hechos, historias, aventuras, de los cuales pueda sentirse parte y consecuencia. Es fortalecer el orgullo de la pertenencia con el lustre épico de la historia. Un pueblo que identifica valores de su herencia, los agrega a su esencia, imagen e identidad.
Este proceso de agregación a través de la herencia marítima ha sido identificado, desarrollado y transformado, en acción por las ciudades más orgullosas y culturalmente activas del mundo, entre otros aspectos en la concreción de proyectos vinculados a buques que representan o proyectan esos valores. El mar siempre tuvo y tendrá un rol decisivo en el proceso de la comunicación y relación con nuestros hermanos americanos y de todo el mundo. No se identifican procesos históricos nacionales o latinoamericanos trascendentes, en los cuales el mar, o los grandes ríos, hayan estado ausentes. El mar es una fuente de potencialidad formidable desde el punto de vista de sus recursos vivos y minerales. Existen, sin embargo, razones culturales que se remontan a la historia que explican porque el país no ha sido consciente del cuantioso capital marítimo del cual somos poseedores. El mar es la llave del futuro.