“Durante una navegación virtual por internet, a mediados del año pasado, de alguna manera que no recuerdo hice click en un video de presentación del proyecto. Cuando terminé de verlo sentí una fuerza interior que me impulsó inmediatamente a ofrecerme para colaborar. Y lo hice!”, relata Eduardo respecto de su acercamiento a la Fundación. Así es como la mayoría de los ………. voluntarios con los que actualmente cuenta la institución manifiestan sus ganas de ser parte de este gran proyecto.

“La goleta, tanto en puerto como navegando, será un icono nacional y nos dará una oportunidad para revalorizarnos como sociedad, transmitiendo mensajes de igualdad, fraternidad y superación. Será una magnífica metáfora viva de que podemos construir un país mejor”, manifiesta con convicción.

Hace unos nueve años, Eduardo llegó a un punto de inflexión en su vida. Como suele ocurrir, luego de un replanteo interno, reconsideró algunas prioridades y decidió hacerse un lugar para mejorar su calidad de vida. Fue así como comenzó varias actividades para refrescar el espíritu, la mente y el físico. Desde entonces, pasó por talleres de meditación, hizo yoga, estudió filosofía oriental, fue al gimnasio (bajó 20 kilos) y aprendió a nadar.

Inquieto y con ganas de seguir agregando experiencias a su vida, luego quiso bucear y se convirtió en buzo... y quiso navegar y se convirtió en timonel y al poco tiempo adquirió un barco propio. Así se vinculó al mundo de la náutica que, como él reconoce, “la vela y el agua me permitieron un profundo contacto físico, mental y espiritual con el todo.”

Y ese es el objetivo de este gran proyecto que es la Escuela Goleta “Santa María de los Buenos Ayres”. Ser tanto una escuela de vida y valores, como un espacio de comunicación e integración, dando a sus navegantes la posibilidad de trabajar, aprender y divertirse juntos en un lugar diferente. De esta forma, la Escuela Goleta generará las condiciones ideales para la amistad, el diálogo y la confianza, puntos de partida indispensables para la construcción de todo proyecto común.

“Ante la decadencia de valores que se muestran a diario, para mí resultó una cuestión de honor apoyar esta excelente iniciativa”, dice Eduardo, quien además es docente universitario y de nivel terciario desde hace 20 años. Como rector del Instituto Superior de Formación Técnica 24, cargo que ejerce desde el 2004, tiene un fuerte compromiso en la búsqueda de una verdadera igualdad de oportunidades para los jóvenes.

“Ver la construcción de la goleta es una experiencia única. Cuando me acerqué al astillero y vi con mis ojos que esa gigantesca construcción era real, y que el proyecto se manifiesta en acciones concretas, mi entusiasmo creció y sentí que había tomado la decisión correcta –explica Eduardo--. Creo que es algo muy interesante para que los jóvenes vean. Seguramente quedará en el recuerdo de la mayoría. ¿Cuántas cosas puede enseñarnos la goleta? Cuántos valores… cuántos sueños…”